A Blanca le gusta sentarse en muchísimos sitios, a veces son de lo más inverosímiles para mí, pero seguro que para ella no lo son tanto. Le gusta sentarse en las mesas, en el suelo, en el lateral de su caballito (como en la foto), en los peldaños o en los carritos de las muñecas. No hace mucho me habló de
la silla de pensar y me dijo que eso
no le gustaba.
No puedo narrar lo mal que me sentí cuando supe que a mi pequeña de menos de dos años la habían castigado. Sí, castigado. Podrán decirme que no se va a traumatizar, que eso le viene bien, que es educativo y mil estupideces más...
¡¡Pero aislar a un bebé del resto de sus compañeros e instarle a quedarse ahí marginado un tiempo según su edad es un castigo!!
Cuando fui a hablar con su educadora y con la educadora del centro la reunión fue bastante decepcionante. Por un lado porque me decían que no era un método usual, que no se iba a traumatizar por eso, que no había
silla sino alfombra (¿De dónde sacaría mi hija el nombre?), y que sólo cortaban el juego al niño y lo dejaban a parte para que reflexionara. Y por otro lado porque cuando les dije que no estaba de acuerdo en que se lo hiciesen a mi hija me solicitaron
una alternativa...y no supe dar ninguna. Lo bueno de aquella reunión es que pareció servir de punto de inflexión y no lo han vuelto a hacer con Blanca de momento.
Desde entonces he estado investigando bastante sobre el tema en internet. Además
La Gallina Pintadita me recomendó un post bastante interesante del blog
B aprende en casa y he estado hablando con una psicopedagoga de confianza (mi madre).
Os resumo mis conclusiones:
- Un bebé no piensa como un adulto. ¿Cómo va a funcionar un sistema en el que ella misma debe reflexionar sobre sus "malas acciones"? ¿Y si para ella no eran malas? Hay muchísimas cosas que los adultos vemos como negativas o peligrosas, pero seguro que a ellos les parecen de lo más interesante. Como experimentar con la gravedad lanzando objetos, oír como suenan contra el suelo, subirse al sitio más alto posible, etc.
- La mejor forma de educar es el ejemplo. ¿Qué va a aprender de un método que no le enseña nada, le humilla y además le aisla de sus compañeros? No podemos pretender que aprenda nada bueno de algo que le produce miedo o rechazo. Sólo aprenderá que hay que obedecer por las consecuencias negativas de no hacerlo, no porque haya comprendido la realidad y consecuencia real de sus acciones. Si un bebé pega a otro y le castigan, puede ser que deje de hacerlo por temor a las represiones pero lo ideal es que aprenda que no debe hacerlo porque no se arreglan las cosas por la fuerza, hace daño a otros niños y es una acción que no nos gusta (a él tampoco)
- Al igual que otros métodos conductistas, como el antinatural de Estivill, sólo sabemos las consecuencias que tiene en los pequeños a largo plazo. Nadie puede garantizarme que estas "técnicas educativas" (que yo llamaría más bien "correctivas" porque enseñan más bien poco) no dejen huella en los pequeños. Así que si no educan, y no tenemos certeza de que sean tan inocuas como nos venden, tenemos que negarnos al uso de ellas.
La mañana en la que estuve en la guardería y me pidieron una alternativa,
no supe darles ninguna porque no la hay.
No hay recetas mágicas, no hay métodos infalibles y no hay reglas fijas porque no son máquinas ni todos son iguales. Cada persona es un mundo y nuestros niños no son una excepción.
Me he dado cuenta de que sólo puede funcionar explicar las cosas desde el cariño, todas las veces que sean necesarias. La educación es un maravilloso camino para recorrer con amor, respeto, empatía, alegría y grandes dosis de paciencia.