martes, 29 de enero de 2013

Cuando hay amor, encontramos el camino




Esta semana leí dos entradas que me provocaron sentimientos tristes hacia los fallos en nuestra maternidad. En concreto el de Buceando en mí y el de  Criar en contravía. Me sentí muy identificada con el hecho de padecer una terrible culpabilidad cuando perdemos los papeles, no actuamos como deseamos y nos vemos retratados en fantasmas del pasado.

Blanca y yo estamos agotadas por la falta de sueño. Como estoy trabajando fuera de casa por las mañanas, y solemos comer cuando ella duerme su siesta, no puedo dormir durante el día. Por eso esta vez estoy notando que el cansancio hace estragos en mí y que no tengo la misma paciencia ni me comporto como siempre. No hace falta que os diga que a veces me siento la peor madre del mundo. A veces soy incapaz de gestionarme a mí misma y no me reconozco.

Por eso me sentí tan identificada con estas entradas pero, y esto es lo mejor, al leerlo en boca de otras madres mi visión cambió. A ellas no las juzgué como me juzgo a mí. Sus acciones no eran otra cosa que el fruto de su propia naturaleza humana. Nadie es perfecto. 
Las madres a las que sigo crían de forma natural y son mujeres maravillosas que desean educar a sus hijos de forma diferente, comprometidas, que dan lo mejor de sí mismas sin pensar en ellas, que amamantan sin horarios, colechan a veces sin espacio, atienden  siempre las necesidades de sus hijos y les escuchan de verdad.

¿Por qué no podían permitirse estas mujeres extraordinarias algún fallo? Si son un ejemplo para mí y para todos.

Si yo intento ser como ellas...¿Por qué soy tan dura conmigo misma? Esto es algo que deberé trabajar.

¿Y por qué no aceptamos nuestra humanidad imperfecta, y nos perdonamos con la facilidad con la que sabemos pedir perdón? Nosotras no justificamos nuestros actos, los reprobamos y siempre podemos aprender de ellos para mejorar.

Sólo quería escribir un post de ánimo a todas ellas. Porque todas cometemos mil errores pero estamos dispuestas a mejorar. Y como en la canción...con tanto amor ningún obstáculo impedira que encontremos el camino.

lunes, 21 de enero de 2013

Educar sin castigos (II)






Me hubiese gustado que no hubiese transcurrido tanto tiempo desde que escribí la primera parte, pero últimamente disponer de tiempo para mí es algo bastante complicado.

Blanca ha entrado de lleno en lo que llaman los "terribles dos años" y, para ser sinceros, al final no es para tanto. Es verdad que hay veces que me entran ganas de salir corriendo, pero pienso que es más por mi falta de experiencia en estas situaciones que por lo que esté haciendo ella. Simplemente ha dejado de ser un bebé para ser una personita con opinión propia, como cualquier otra. Así que me encuentro en la mejor situación posible para poner en práctica todo lo aprendido en el libro de Naomi Aldort y poder contar mis experiencias.

Antes de hablar sobre mi opinión personal voy a haceros un pequeño resumen, bastante somero porque debéis leeros el libro!, de las ideas que más me han gustado:

Dar libertad a los hijos
La autora nos propone que demos más libertad a los hijos en todos los sentidos, de expresión y de acción. A veces cuando los pequeños se ponen a llorar o se enfadan, en seguida intentamos que dejen de hacerlo, y esto no detiene los sentimientos, sólo la expresión de los mismos. Si cualquier persona vive conteniendo sus sentimientos al final acabará saliendo de otra forma y esto no es sano. Si dejamos que expresen libremente sus sentimientos de alegría y felicidad... ¿No es lógico que también puedan expresar cualquier otro tipo de sentimientos? Siempre que sea posible debemos dejar a nuestros hijos tomar sus propias decisiones ya que deben aprender por sí solos muchas cosas, y cuando no sea posible, con cariño les explicaremos los motivos.

Aceptar sus sentimientos
Los niños, al igual que los adultos, tienen sentimientos perfectamente válidos que no hay que distraer o negar. ¿Cómo nos sentiríamos nosotros si al estar tristes o enfadados nuestra pareja o amigos no le dieran importancia o intentasen cambiar de tema? Pues eso es lo que hacemos con nuestros hijos cuando les distraemos o le quitamos importancia a lo que les pasa. Esto me ha pasado recientemente con Blanca, cuando ha comenzado a indicarnos las cosas que le dan miedo. Antes le decía que no pasaba nada pero ahora procuro no emitir juicios de valor, sólo valido que está asustada (le digo que sé que lo está) y le ofrezco mi apoyo.

Escucharles
Cuando nuestros hijos están enfadados por una situación determinada, los sentimientos que afloran son de impotencia al no poder cambiar los hechos y suelen centrarse en las personas que los provocan ("Su felicidad depende de alguien que no puede controlar")  Por ejemplo, cuando no quiere irse a casa en el parque y empieza a llover. Normalmente se enfadará con mamá porque se lo quiere llevar y no con el hecho de que está lloviendo. Muchas veces con validar los sentimientos del pequeño y que se sienta comprendido, podemos hacer que el niño se sienta aliviado y que ponga su atención en el hecho en sí.

Permitamos que crezcan seguros
Si permitimos que se expresen con total libertad y siempre, con independencia de lo que hagan, les tratamos con mucho amor, crecerán seguros de sí mismos. Además no tendrán miedo a contarnos cuando se han equivocado, cuando han roto el jarrón de cerámica o han pintado en la pared. Esto me encanta. Me gusta muchísimo la idea de que mi hija confíe en mí, en mi amor hacia ella, y sepa que haga lo que haga podrá contar conmigo. Según Naomi Aldort esto es posible si no le juzgamos, le tratamos con respeto, evitamos las comparaciones (esto lo tengo que corregir), respetamos sus decisiones y opiniones, y no recurrimos a sobornos o amenazas.

Mi opinión personal ¿Pero realmente podemos evitar las amenazas y castigos?
Desde que me leí el libro he intentado poner en práctica algunas de sus propuestas, unas con más éxito que otras. Debo decir que lo que mejor me está funcionando con Blanca es la visualización de la que hablé en el primer post y la validación de sus sentimientos. Me sorprende muchísimo cómo en situaciones de enfado de Blanca, sólo con saberse comprendida y apoyada, disminuye y acepta las situaciones.
Ayer por la tarde, por ejemplo, volvíamos a casa, estaba cansada, tenía sueño y se aburría en el coche. Empezó a quejarse y a protestar. Yo podía haberle reñido por gritar o haberla intentado distraer como otras veces, y sin embargo opté por validar sus sentimientos:

-Mamá.- Estás cansada de estar tanto tiempo en el coche ¿Verdad?
-Blanca.-
- Mamá.- Lo entiendo, yo también estoy cansada. Ya estamos llegando. ¿Ves ese edificio? Está cerca de casa ¿Te acuerdas?
-Blanca.- Sí. Mira, las luces.

Y se le pasó su enfado. Sabía que compredía cómo se sentía y que no me disgustaba, la apoyaba. El resto del camino estuvo haciendo dibujos en el cristal de la ventana del coche.
Me ha pasado en más ocasiones y funciona mucho mejor (y con mucho menos estrés) que cualquier otra cosa.

Sin embargo, hay algunas veces que las cosas no son tan sencillas. Como cuando va a meterse en la bañera y comienza a hacerse la dormida (quitarle la ropa a una niña de 15 kilos que se deja caer todo el tiempo es complicado). O cuando escupe la comida que, aunque lo hace cada vez menos, es algo que me enerva. En estas situaciones no hay validaciones ni argumentos que valgan y acabo recurriendo al "Eso que estás haciendo no me gusta" o a las horribles amenazas del tipo "Si vuelves a escupirlo no voy a darte más" (Odio que me salga esta frasecita sin tiempo a visualizar)

Al final mi mensaje es optimista. Lo que realmente pienso es que sí se puede educar sin gritos, amenazas ni castigos (la mayoría del tiempo). Digo la mayoría del tiempo porque somos madres y padres humanos, y todos nos podemos equivocar o perder los nervios en un momento determinado. Creo que sí podemos dejar atrás las educaciones recibidas y que, con trabajo y esfuerzo, podemos educar de forma distinta...

lunes, 14 de enero de 2013

Top 2012. Carnaval de Blogs

 Top 10 2012 es un carnaval de blogs iniciado por Amor Maternal, cuyo propósito es reunir los mejores artículos de la blogosfera maternal publicados durante 2012 en castellano. La temática del carnaval engloba el embarazo consciente, el parto natural, la lactancia materna, la crianza respetuosa, la psicología, el uso de portabebés ergo, la ecología y demás temas afines." 

Cuando esta mañana leí el blog de La Gallina Pintadita, que participa también es este carnaval, me apeteció muchísimo hacerlo a mí también. El grave problema realmente ha sido elegir las entradas porque, por unos u otros motivos, todas significan algo importante para mí y son parte cómo soy como madre...

martes, 8 de enero de 2013

Crisis de lactancia (de la madre)

Llevo un mes más o menos con esta sensación. Es la primera vez en 25 meses que lo siento pero no lo puedo evitar. Me siento culpable y agotada, pero sobre todo me asusta el desenlace de esta situación.

Me parece que todo empezó hace un mes y medio más o menos, cuando en la semana de su cumple se puso malita. Comenzó a despertarse mucho más de lo habitual por las noches, como es lógico entre toses y mocos. Después, al mejorar, durante unos días más, cada vez que se despertaba volvía a dormirse enseguida pero no soltaba el pecho. Y cuando yo la separaba se despertaba y todo volvía a comenzar. Al final de la noche mis sentimientos acababan siendo de irritabilidad y cansancio hacia la lactancia, hacia lo que tanto nos ha aportado a las dos y hacia un vínculo que en el fondo no me siento preparada para romper.

A partir de entonces, estas noches de "no soltar el pecho" se han estado repitiendo de forma cíclica y mis sentimientos contradictorios también. Me he estado planteando dejar de colechar por si yo misma la despierto al moverme, ya que cuando duerme las siestas y la paso a su cama puede dormir hasta tres horas seguidas. He estado pensando también en aplicar el método de Elisabeth Pantley, que ya me lo estuve pensando hace tiempo por si mejoraba las noches, y ahora sería para que no necesitara el pecho en sus despertares. Y también he pensado que si espero puede que todo vaya evolucionando de forma natural... Pero lo que no deseo es tomar una decisión a la ligera o en un estado de cansancio que no me permita pensar con claridad.

La realidad es que estamos en crisis. Ella demanda más y yo demando menos. No deseo destetarla pero necesito mejorar algunas noches y me siento culpable por ello.