miércoles, 17 de octubre de 2012
El árbol de los chupetes
Llevo demasiado tiempo sin leer los blogs que me gustan, sin escribir en el mío. Esta noche los astros me han favorecido para que pudiese colaborar con una idea maravillosa de La gallina pintadita y de Petit Foto. Blanca no ha usado chupete pero sé que en muchos niños supone el consuelo que mi hija encuentra en mi pecho. Carmen me dijo que por qué no escribía un cuento... ¿Y por qué no? Para todos, para los niños...
<<Había una vez, en un parque pequeño de una diminuta ciudad, un árbol al que jamás le salían hojas. Se iban sucediendo las estaciones, una tras otra, y jamás le salían más de dos o tres hojas.
El jardinero del parque, que era un hombre que amaba todas las plantas y las cuidaba con gran esmero y cariño, estaba preocupado por este hecho. Había probado todos los remedios que conocía para intentar que el árbol se pareciese a los demás árboles del parque pero nunca lo había conseguido.
¿Estará enfermo?- Se decía. Y le daba vitaminas.
¿Estará sediento?- Pensaba. Y lo regaba con más agua.
¿Tendrá hambre?- Se preguntaba. Y le echaba mucho abono.
Pero nada de lo que hacía parecía mejorar la salud y el aspecto del pobre árbol.
Un día, una niña muy pequeñita que jugaba con su osito, miró aquella pobre planta y pensó que el árbol se sentía muy triste. Entonces tuvo una idea genial. Le regalaría algo que hiciese que se consolase su pena, algo que le ayudase a dormir, algo que fuese muy importante para ella...
¿Y qué podía ser tan buen regalo como su chupete?
Así que, aunque era algo de lo que no quería desprenderse, pensó que el árbol estaba tan triste y solo que lo necesitaba más que ella. Por eso le pidió a sus papás que dejaran su viejo y mordisqueado chupete colgado en una de sus ramas para que el árbol no estuviese triste nunca más.
Al día siguiente, para sorpresa del jardinero, el árbol parecía haber mejorado su color y habían salido unas enormes y verdes hojas en la rama de la que colgaba el chupete. Al darse cuenta de lo que ocurría, raudo y veloz reunió a todos los habitantes de la diminuta ciudad en la plaza de los columpios. Allí les contó lo que sucedía y todos los niños quisieron ayudar regalando sus chupetes al árbol triste para que se pusiera contento.
¡¡Y así ocurrió!! De sus ramas colgaban chupetes de todos los colores y tamaños. ¡Estaba tan bonito! Desde ese día el árbol sin hojas se convirtió en el más frondoso y hermoso de toda la ciudad, y le pusieron de nombre "El árbol de los chupetes"
Después de aquello se corrió la voz y niños de otras ciudades hicieron lo mismo con los árboles que estaban enfermos o afligidos. Desde entonces en casi todas las ciudades hay uno. Si ves un árbol triste llama a todos tus amigos porque puede que necesite algunos chupetes...>>
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Absolutamente Precioso!!!, me ha emocionado muchísimo :_). Me parece un preciosísimo proyecto y lo del cuento, ya es ¡¡¡Genial!!!. Qué gran suerte que tiene vuestra ciudad de contar con tan maravillosa gente. Ainsss. Dale muchos Besotes de mi parte a La Gallina Pintadita y a Petit Foto!!! y para Tí, por supuesto Más Besotes!!!.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Inma! Es un proyecto muy bonito de La gallina y de Petit Foto. Por eso quería contribuir de alguna forma :)
EliminarMe alegro de que te haya gustado el cuento.
Un besote enorme
Qué bonito!!!
ResponderEliminarSabía de la iniciativa por La gallina pintadita. Mi hija nunca ha llevado chupete pero me parece una idea genial.
Besos
Muchísimas gracias Carol! Es una idea maravillosa la que han tenido...verdad? :)
EliminarUn abrazo