martes, 7 de febrero de 2012

Sobreprotección

<<Te oigo respirar profundamente mientras duermes. Escucho atenta su sonido como si pudiese ser capaz de descifrar sus acordes.
Te acaricio el cabello y te beso en la frente buscando cambios en tu calor corporal.
No quieres comer y mi pecho se desborda, triste, esperando que mejores.

Me siento vigilante inútil, guerrero amarrado. No he sabido protegerte del mal amigo. ¿No es esa mi función? ¿Protegerte y cuidarte?

Quizás he perdido esta batalla pero no perderé la guerra. Y aunque me cueste la vida nunca cejaré en mi empeño>>

Hay momentos en los que me siento impotente y poco puedo hacer por mi pequeña, salvo acompañarla y darle cariño. Supongo que esto es algo inherente al oficio de ser madre.

Por eso me resulta cómico que muchas personas hablen de "sobreprotección" de los niños.  ¿A qué se refieren? ¿Al colecho? ¿A los besos? ¿A consolarlos cuándo lloran? Para mí eso es sólo criar a un hijo.
Mi pareja duerme conmigo, me besa, me abraza y me consuela cuando lo necesito... ¿Quizás me está mimando en exceso? ¿Me volveré dependiente por eso?

Pero desgraciadamente no puedo evitar que Blanca enferme, que se caiga o que a veces tenga miedo. Tampoco podré protegerla de su primer desengaño, de su primera frustración o de perder a sus seres queridos.

¿Que sobreprotejo a mi hija? No, pero si se pudiese sobreproteger a los hijos garantizo que lo haría. ¡Sí! ¡Sin dudarlo!

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