jueves, 9 de junio de 2011

La alimentación complementaria (III)

Ya llevamos algunas semanas introduciendo nuevos alimentos y casi todo le ha gustado a Blanca. Digo casi, porque el pan no le hace gracia. Es un claro ejemplo de que cada niño es distinto, único y no se puede generalizar. A los que me dijeron que el pan le gusta mucho a los bebés puedo asegurarles que no siempre es así.
Debo reconocer que me hacía tanta ilusión comprobar que todo le gustaba que sólo esperaba tres o cuatro días para empezar con algo distinto. En pocas semanas ya había probado pera, plátano, manzana, patata, calabacín, zanahoria, pan... Hasta que mi euforia se acabó hace dos días, cuando no quiso comer nada, ni rayado, ni machacado ni entero. Y todavía sigue sin interés. Sabemos que no hay que obligar a comer y que tampoco hay prisa, pero no puedo evitar preocuparme. ¿Es el mal endémico de la mami primeriza? ¿Todo preocupa?
¿Y si no quiere comer nada nunca más? ¿Preferirá siempre el pecho?
Menos mal que dentro de tanta neurosis hay siempre algo de cordura: supongo que sólo es una fase pasajera y espero que en unos días vuelva a tener el mismo interés que demostraba al principio.
Acaba de romper su encía el primer dientecito y puede que no le apetezca tener que comer en esas circunstancias. Que aunque algunos pediatras creen que los bebés no padecen molestias con la aparición de los primeros dientes, después de ver a mi hija morderme hasta el hombro lo pongo en duda...


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