miércoles, 10 de septiembre de 2014

Borregos

Hace un par de fines de semana pasábamos un rato en un centro comercial de Granada, huyendo del calor, mientras Blanca dormía en su carro. Habíamos ido a pasar unos días. La pobre se sale por todas partes y ya apenas lo usamos, pero en ese viaje, sabíamos que se cansaría y que no podría descansar si no llevábamos el carrito. Imaginad a una niña de casi cuatro años que usa ropa de seis años, la pobre no cabe.


Nos cruzamos con un matrimonio con dos hijos pequeños (calculo que de unos 6 y 8 años) y el más pequeño de ellos le preguntó a la madre extrañado que por qué iba una niña tan mayor en un carrito. Hasta ahí todo normal, pero la señora, mirando a Blanca con mala cara, contestó algo que me dejó bastante indignada...
"No lo sé. Yo estoy tan asombrada como tú"

Pude contestarle (sin necesidad de elevar la voz, porque estaba a su lado) que mi hija era pequeña,  que sentía que sus hijos fuesen tan bajitos y ella tan maleducada, que estábamos de vacaciones y se cansaba...pero no dije nada. Realmente no me importa lo que piense esa mujer, me preocupa lo que pueda oír mi hija y ella estaba dormida.

Cada vez más estoy convencida de que no vivo en una sociedad que me guste. Mientras más tiempo pasa doy menos cosas por hecho, me molesta más la mala educación y me importa menos lo que piense la gente de mí. Supongo que los años hacen que los valores vayan evolucionando y eso, lejos de darme vértigo,  me hace sentirme libre. En resumen, cada vez hago más lo que me parece, aunque no se acerque ni de lejos a lo que los demás esperan.

Por eso, cuando analizo mis frustraciones cuando la peque no me hace caso, me parece irónico. No quiero que haga lo que quiera pero tampoco que sea una persona que no se cuestione las cosas. Me parece que tiene que aprender a desarrollar un sentido crítico, a cuestionarse todo lo que lee y oye,...pero también deseo que aprenda a empatizar, a respetar a los demás.  Hay una fina línea y, al menos en mi caso, tengo que trabajar muchísimo para no transgredir los límites entre inculcar e imponer.

No quiero que ella piense que a cierta edad o con cierto tamaño no se puede ir en carrito, que crea que puede criticar a alguien por lo que hace, que se crea con derecho a juzgar a las personas...no quiero que se convierta en una borrego maleducada como la que vimos en un centro comercial.
En mi intento por aprender a ser una guía más que a imponer, tengo muy claro que intentaré transmitirle una máxima que me acompaña en mi vida: "No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti mismo"

6 comentarios:

  1. Que te voy a decir yo...que antes pensaba que tenía miles de amigos y poco a poco vas abriendo los ojos y cada vez lo que ves te gusta menos, conversaciones frívolas es lo menos que te puedes encontrar hoy en día...en cuanto a la educación cada día menos..hoy en el pediatra estaba sentada con el carro delante, El Niño empezó a refunfuñar, me levanté y llego una mujer con su hija preadolescente...cogió y se metió detrás del carro para sentarse ( no había sitió libre) y su hija al lado...y me dejo depié con El Niño embarazos...que le voy a decir...en mi interior muchas cosas pero opte por tener más vergüenza q ella y en tono irónico muy agradable le dije...te voy a quitar el carro por lo menos...no dijo ni Pío...y esta es la sociedad donde debemos guiar a nuestros hijos...

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    1. Ves? La gente está por civilizar...y siempre somos los mismos tontorrones los que intentamos hacer las cosas bien :(

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  2. Fíjate que antes de ser madre yo también había visto y juzgado cosas que no me parecían "normales" (niños grandes con chupete, o en carrito, o mamando...). Ser madre ha supuesto un ejercicio de empatía continua con otras mujeres y en general con todos los seres humanos con los que me cruzo. ;)
    Un besote.

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    1. Desgraciadamente todo el mundo no mejora con la maternidad :(
      Un abrazo

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  3. Te comenté en su momento desde le móvil y al final no se publicó (arggggg).
    Es fácil juzgar a los demás, es un error en el que probablemente caemos todos, pero sea como sea, más allá de eso, esa madre te debía respeto a tí y a tu hija. Habla con tu hijo lo que quieras, dale tu versión de las cosas, pero puedes hacerlo sin herir al otro, simplemente esperando a estar lejos.
    En fin poco tacto que tienen algunos
    Besitos

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    1. Ya...al menos Blanca no la escuchó. Ese es mi consuelo...pero no siempre tendremos tanta suerte.
      Un besote

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