Hace ya dos años que mi idolatrado Carlos González vino a Tomares y pude verlo por primera vez. Tenía la emoción de quien va a conocer a un ídolo de la adolescencia pero no era para menos porque, como ya narré entonces en esta entrada, él había cambiado mi vida como madre y la de mi hija. Había dado nombre a lo que me ocurría, había explicado de forma racional lo que sentía y me había facilitado las herramientas necesarias para que pudiese defender con uñas y dientes mi manera de vivir mi reciente maternidad. No estaba loca, ni sola, y nadie iba a lograr que hiciese las cosas de forma distinta a la que me salía de tan adentro.
Como era de esperar la charla me encantó pero me quedé con un par de espinitas clavadas al no poder conocerlo y al no llevarme los libros para que me los pudiera firmar. Hice un resumen bastante completo de lo que nos contó en esta otra entrada.
Esta vez las cosas tenían que ser diferentes. Blanca iba a quedarse un rato con su padre para que no se aburriera allí y para que yo pudiese prestar toda mi atención. Quedé con Carmen y me hacía muchísima ilusión ir con ella. En la charla anterior apenas nos acabábamos de conocer pero quedamos para ir juntas. Y ahora, con lo que habíamos pasado desde entonces, con lo mucho que la quiero, no podía imaginar mejor acompañante.
Íbamos a llegar temprano y a coger sitio en primerísima fila. Iba a llevarme los libros para que me los firmara, iba a decirle que había cambiado mi maternidad, iba a... ¡¡Irme otra vez con la sensación de decepción!! Porque me acerqué en seguida a él, antes de que comenzase la charla, antes de que se agolpase la gente, tan dispuesta, tan firme, me puse delante de él y casi no pude articular palabra. Le puse los libros sobre la mesa y cuando me miró me quedé...¡¡CALLADA!! Vamos, que hasta me tuvo que preguntar que a nombre de quién los dedicaba. Ni le dije lo que quería decirle ni él dio pie a poder decirle nada más después de devolverme muy amablemente mis ejemplares debidamente firmados. Pero yo no me rindo nunca, así que al terminar la charla me compré el libro que me faltaba decidida a ponerme de nuevo en la cola...hasta que vi la inmensa cola y me fui a casa, a ejercer mi maternidad reforzada de apego por la charla. No os preocupéis, no habrá dos sin tres y a la tercera va la vencida ;)
De todas formas debo decir que pensaba que la charla tendría más que ver con su nuevo libro y que iría también orientada a niños pequeños, además de a los bebés. Pero el contenido fue exactamente el mismo que el de hace dos años en Tomares, así que si os lo habéis perdido sólo tenéis que leer el resumen que hice en aquella ocasión. Ojalá podamos tenerle de vuelta pronto en Sevilla, eso sí, para hablar de la continuidad de la crianza del apego en niños más mayorcitos. Cuando empiezan a pegarte, a decirte que eres tonta y tú tienes que empatizar, mantener la calma, recordar que les quieres y no pegarte chocazos con la pared para desmayarte y así salir fácilmente de la situación.
Con lo que te quiero yo a ti. Menos mal que me persuadiste para volver a compartir ese resto juntas.
ResponderEliminarMe has hecho llorar de la risa con tu último párrafo. Así que gracias!!!!! Doblemente
Un besazo
jajajajajajaja!!!Eres increible!!!!jajajajajaja!!!!me ha encantado deberiamos hacer un carnaval bloguero de como vivimos la conferencia de nuestro idolotrado Carlos Gonzalez!!!jajajajaja!!!
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