lunes, 13 de mayo de 2013

Despedida ¿Y cierre?

Cuando comencé con este blog desconocía por completo este mundo. Me había empapado de temas de maternidad y crianza durante el embarazo (los libros de Carlos González y Rosa Jové o las webs como Crianza natural, Dormir sin llorar o Bebés y más) y cuando nació la peque todo fueron obstáculos para poner mis nuevos conocimientos en práctica. Fue muy duro recibir críticas e imposiciones de personas queridas y allegadas. Tuve auténticas discusiones demasiado a menudo para ser una parturienta primeriza y asustada. Menos mal que mi sentido común hizo que nunca diese mi brazo a torcer.

Estaba triste, enfadada y me sentía incomprendida. Así que empecé a escribir en mi móvil (mientras Blanca mamaba) lo que pensé sería mi desahogo y quizás el apoyo para alguien que se viese en mi horrible situación. Sobre todo escribía para mí y para Blanca. Cuando tuve varios textos escritos pensé en ponerlos en un blog. Mis primeros posts eran muy guerreros y, a veces, también tuve problemas por ello cuando algunas personas se daban por aludidas. Debo confesar que las entradas del primer año son mis favoritas porque son totalmente viscerales.

Durante muchos meses nunca recibí comentarios ni seguidores y era como escribir en mi diario personal. Poco a poco fui conociendo otros blogs y a muchas mamás blogueras. Ya no estaba contando mis penas al vacío: tenía compañeras a las que leer y que también me leían.

Supongo que este pequeño y humilde cuaderno de bitácoras ha ido evolucionando de igual modo que lo hemos hecho nosotras dos. Mi euforia del comienzo dio paso a una calma sosegada y ésta a un punto de inflexión del que me está costando salir.

Hace dos meses Blanca dejó de dormir conmigo. Fue muy duro no tener a mi pequeña. Las primeras noches no podía dormir y ella dormía mejor que nunca. No cabía en la cuna sidecar ni en nuestra cama, la despertábamos continuamente y probé a pasarla un par de noches sólo por probar. Tuve la cuna puesta bastante tiempo por si volvía, deseando que protestara por no estar conmigo, pero estaba muy bien en su nueva cama. Era yo la que ya no lo estaba.

Por otro lado ultimamente no estoy haciendo las cosas como me gustaría con ella. Pierdo la paciencia con más facilidad y acabo recurriendo a métodos que detesto como los chantajes.

Entre todo esto, la falta de tiempo desde que empecé a trabajar y que seguramente dentro de poco nos marchemos un tiempo a otro país...
¿Qué clase de blog iba a escribir? ¿Iba a quitarle tiempo a mi pequeña princesita, a mi pareja o a mi descanso para continuar? ¿Sigo aportando algo a alguien en esta situación de pésima madre?

Queridas amigas, no sé si será definitivo o no, si dentro de unos meses tendré otra vez la necesidad de contar, de escribir... pero ahora sólo puedo despedirme.

Un millón de besos y de gracias a todas vosotras. Gracias de todo corazón por haberme ayudado, apoyado, leído y sobre todo enseñado tanto.

P.D. He conocido a personas maravillosas y no acabaría nunca si las nombrase a todas. Pero me gustaría hacer una mención especial a Kim por ser la primera, a Carol por ser todoterreno (puedes con todo!), a María por su cercanía, a Concha por su labor, a Almabril por sus maravillosos comentarios y sobre todo a Carmen, por haber traspasado las barreras del ciberespacio y haberme hecho un huequito en su inmenso corazón (eres grande!)

A todos los que alguna vez pasásteis, a todos los que habéis enseñado tanto con vuestros blogs, a todos...
GRACIAS

jueves, 2 de mayo de 2013

Control de esfínteres en una semana

El año pasado, después del verano, Blanca comenzó una época en la que pedía hacer pipí en el váter continuamente. Yo había descartado quitarle los pañales en verano porque tenía sólo 18 meses pero, cuando comenzó a pedirlo con tanta insistencia, hicimos la prueba durante unos días. Podéis leer aquí el post que escribí en su momento, cuando volvimos a ponerle el pañal.

Hace aproximadamente dos semanas volvió a pasar algo parecido, empezó a pedir sentarse como los niños mayores, y ante el miedo de que nos pille en Londres el verano... ¡Comenzamos la operación pañal!

Hay mil millones de textos escritos describiendo las señales que indican que tu hijo está preparado para dejar los pañales, como que tenga un nivel verbal adecuado, distinga el pipí y la caca, o sepa subirse y bajarse los pantalones. También hablan de unos márgenes de edad y de lo importante que es no volver a poner el pañal una vez que se da el paso.

Cuando preguntamos a otras madres cada una te contará una cosa distinta según le haya ido. Pero cada niño es un mundo y no podemos generalizar... ¡Y encontrar el momento adecuado es crucial!

¿Por qué os digo esto? Pues porque nos ha ido tan extremadamente bien que ahora tengo la certeza de que hicimos bien en esperar. Blanca sólo ha tenido fugas durante una semana y desde entonces siempre lo pide cuando tiene ganas. Me habían dicho que el proceso podía durar uno o dos meses y nos ha sorprendido la velocidad en nuestro caso. Sé que tendrá seguro algún escape más en cuanto esté distraída o cansada, pero sabe cuando tiene ganas, lo pide y además retiene perfectamente el tiempo suficiente como para llegar a un lavabo estemos donde estemos.

No me gusta dar consejos pero creo que lo realmente importante, además de las famosas claves, es hacerlo cuando tu hijo esté maduro de verdad. Si tienes indicios de que puede estar preparado puedes probar y si ves, después de unos días, que quizás no lo estaba siempre puedes volver a usar el pañal. No es cierto que no se pueda volver a poner una vez quitado, nosotros lo hicimos y todo ha sido muchísimo más sencillo. No existe una edad para quitar los pañales, sólo depende del niño.

Quería contar nuestra experiencia porque cuando empecé a barajar la posibilidad de quitarle los pañales por primera vez se me hizo un mundo y, simplemente por respetar la madurez de la peque, todo ha sido mucho menos traumático :)