Llevo varias semanas dándoles vueltas al asunto de los castigos y de las consecuencias naturales. He llegado a pensar que existe una línea divisoria tan sutil que a veces es imperceptible. Cuando comencé a profundizar en la crianza con apego, en la pedagogía blanca y en otros estilos de educación alternativos nunca me planteé la dificultad para llevarlos a cabo.
De tantas lecturas lo primero que descubrí era que no me gustaban los castigos. Comprendí todas las pegas y los efectos que tienen los castigos en los niños, como que sancionan pero no educan. Un ejemplo de castigo que no enseña nada al niño es la famosa silla de pensar de ahora (el rincón de mi infancia). Ya me dirás las reflexiones que hace un peque cuando le marginan, le excluyen, le humillan y le obligan a permanecer inmóvil mirando a los demás. No creo que aprenda cosas muy positivas de esa experiencia.
Como alternativa, la mejor manera de aprender eran las consecuencias naturales porque todas nuestras acciones tienen unos efectos en los demás, en nuestro entorno, en nosotros mismos, que a veces no son las que deseamos. Un ejemplo de consecuencia natural es por ejemplo cuando un niño no estudia para un exámen y lo suspende. Éste es el típico ejemplo de libro de crianza pero...¿Qué ocurre cuando tu hijo es pequeño?
Yo personalmente, cuando Blanca era más pequeña, me servía de los tres pasos del libro de Rosa Jové sobre crianza para intentar razonar con ella. Primero empatizaba para conectar con sus sentimientos, segundo le explicaba cuando ya estaba receptiva y tercero le daba una alternativa válida para las dos. Por ejemplo, si no quería volver a casa desde el parque... "Sé que te lo estás pasando muy bien y que te apetece quedarte más rato, pero empieza a oscurecer y hace mucho frío, si quieres mañana venimos un poco antes para estar más tiempo jugando". Hasta hace muy poco, no pensaba ni en consecuencias ni premios ni nada porque todo era mucho más sencillo.
¿Dónde comienzan las dificultades?
Cuando empieza a pegar. Es algo que comenzó hace un par de meses, primero de forma leve y ahora de forma recurrente. Cada vez que le digo algo que no le gusta me pega un puñetazo (no lo hace con la mano abierta, sino con el puño cerrado) y no una vez, sino varias. Esta tarde ha sido de las peores. Me ha pegado cuando le dije que íbamos a dormir la siesta las dos porque añoche se había acostado muy tarde (no paraba de llorar por todo y realmente necesitaba dormir), cuando llegó la hora del baño, cuando llegó el momento de acostarse...
Mañana está de vacaciones por fin y no tenía prisa en que hiciese ninguna de esas cosas pero entiendo que debe pedirlas bien o al menos sin pegarme. Después de llevarme semanas explicándole que yo no le pego, que no está bien hacer daño a los demás y que no es una forma de arreglar las cosas, al no surtir efecto y agravarse el problema, he intentado "usar las consecuencias naturales"
Pero si son naturales en teoría yo no intervengo... ¿No? Pues hoy, después de varios puñetazos, me ha preguntado que si le leía cuentos como todas las noches y le he contestado que no me apetecía, que estaba muy triste porque me había pegado y que no tenía ganas de leer cuentos. Se ha puesto a llorar, la he abrazado, besado, consolado...pero no le he leído cuentos. Se me ha partido el alma pero de verdad que no me apetecía ese momento que tanto me gusta, que es nuestra rutina para dormir.
Me parece que si pega a los niños de su clase una consecuencia natural será que no quieran jugar con ella. Pero ¿Y yo? Yo la querré siempre, haga lo que haga. ¿Es una consecuencia natural, una consecuencia lógica o un castigo? Hay una línea tan fina y difusa que no puedo ver con certeza cual es la respuesta correcta.
Pensaba que si en casa no pegábamos a nuestra hija ella no sería violenta. Tengo rotos los esquemas y lo peor de todo es que no sé cómo actuar de forma que deje de pegar y sin recurrir a unas consecuencias que, o no las estoy aplicando bien o es que tampoco me gustan tanto.
¿Alguien sabe cuál es la forma adecuada?
Ay Solete... yo creo que estás actuando bien. Se puede hablar de generalidades, pero realmente cada niño es un mundo, cada familia otro y lo que funciona en un sitio, no funciona en otro. Estoy a favor de las consecuencias, les ayudan, nos ayudan... al igual que si un cachorro muerde constantemente a un hermano o a su madre, llega un momento en que cada vez que lo hace le alejan un poco. Pues esto es igual, no se pega, se explica, se razona, se empatiza, pero si esta en esa etapa en donde lo pasamos fatal y que no sabemos nunca cuando terminará, tiene consecuencias y en este caso, ésta ha sido la vuestra, la de ese momento... Me parece bien que además te hayas mantenido firme en este aspecto, creo que forma parte del mantener la palabra y de no mentir... Muuuuuucho ánimo!!!!, todo pasa... todo son etapas que van, vienen y pasan.
ResponderEliminarOjalá pase pronto esta etapa. Lo peor es el sentimiento de culpabilidad y la duda de si estoy haciendo lo correcto.
EliminarUn abrazo enorme
Mi hijo tiene dos años y medio, y desde hace unos meses cuando me pega porque está enfadado (y al mismo tiempo me dice: ama, adiós!) me marcho un momento y como por ahora no quiere quedarse solo enseguida me llama, o por ejemplo anoche me dio con un palo del tambor y se lo quité un rato, pero luego cuando ya se pone a llorar le pregunto: "me vas a volver a pegar". Y cuando veo que lo piensa y me dice convencido que no entonces se lo devuelvo, advirtiéndole que la próxima vez no se lo devolveré, o lo que haya sido en ese momento. Es decir, por ahora, prefiero darle una oportunidad para que se arrepienta y muestre "propósito de enmienda", porque entiendo que es muy pequeño para acordarse al día siguiente de ciertas cosas y si se da cuenta del comportamiento erróneo yo también puedo ser flexible y ceder para en cierta manera "premiarle" porque sabe que lo que hizo no debe volver a hacerlo. Pero no descarto que en unos meses me lo replantee y decida no ceder...
ResponderEliminarEs muy complicado. Nunca sabemos si nuestros actos educan y enseñan algo. Y encima cada vez que se aprende a resolver una situación las circunstancias cambian :si
EliminarEs un aprendizaje continuo.
Un besote
Yo soy un poco escéptica con esto. Ni creo que los castigos sean tan horribles, ni que las "consecuencias naturales" sean tan maravillosas. Sinceramente, no es una consecuencia natural que no te apetezca estar con tu hija si te pega y te trata mal? Aunque la quieras! O es que tenemos que aguantar golpes porque amamos??
ResponderEliminarQuizá "el problema" es que hasta hace poco para ti todo había sido más fácil... y de repente... te topas con la rebeldía. No sé, quizá es simplemente la edad y tienes que tener paciencia. Relativizar. Y no pensar que cada mínimo acto nuestro está influyendo en nuestros hijos de forma tan profunda... Es que si no nos volvemos locas; al menos yo.
Lo siento, me pillas en una época en la que estoy un poco cínica con todo esto, harta de que nos sintamos culpables por todo y de que nos echemos encima tantísima responsabilidad. Yo a veces castigo a Leo, y la verdad es que no me gusta, pero qué hago si chilla, grita, llora y se niega a dejar de hacer algo que no puede hacer? No valen explicaciones, que también las doy de todas formas. A veces no me queda otra que cogerle y ponerle en la trona de su hermana, para que no pueda seguir haciendo lo que está haciendo.
Y no sirve de mucho, no te creas. Pero al menos puedo "frenarle", contenerle, y seguir haciendo lo tengo que hacer.
También le he castigado sin dibujos por portarse mal. El típico ejemplo de lo que no es una consecuencia natural. Pues no sé si será natural, pero mi intención es que deje de portarse mal, y le explico que si sigue haciendo eso que no debe hacer (y le explico por qué no debe hacerlo), yo me enfadaré y entonces no le dejaré ver los dibujos como castigo. Y lo entiende. Otra cosa es que deje de hacer lo que no debe, que muchas veces ni con esas. Por eso esos castigos en mi caso no sirven de mucho, y casi me alegro, mira. Que al final se convierten en adictivos y es cierto que en el fondo son abusos de poder, pero es que joder, a veces me parece que las que defienden que no haya castigos tienen hijos maravillosos que jamás pierden el control y que escuchan tranquilamente a sus madres... Y que ellas a su vez no pierden los nervios nunca.
No sé, somos humanos, tú quieres a tu hija y ella a ti, eres una madre estupenda y si tu hija está ahora en una fase de pegar, dile que eso no se hace, ponte triste, enfádate, muéstrale cómo te sientes y si es necesario sí, no le leas cuentos y "castígala" sin jugar con ella. Porque es lo que sucede en la vida real. Si pegas, se alejarán de ti. Estarás sola.
Un besazo.
Muy buena reflexión. La verdad es que siempre estamos con el látigo para fustigarnos por malas madres. Es complicado. Es verdad que no somos perfectas y cuando pierdo los papeles le pido perdón porque deseo que aprenda que todos nos equivocamos y rectificamos. Pero también es verdad que si realmente hay madres que consiguen no usar premios y castigos...¿es que sus hijos no hacen cosas como pegar? ¿es que realmente se pueden corregir las conductas de otra forma? Se puede ser permisivo y como dice Carmen la gallinita elegir nuestras batallas...pero hay cosas que en mi caso las veo tan graves que no sé ni como abordarlas.
EliminarUn abrazo guapa
Ufff como dices es una fina línea, o maneras de interpretar, es verdad que sin tanto rodeo opino que hay castigos que tienen que ver con lo que ha hecho que no te gusta o castigos que no tienen que ver, que serían menos lógicos, estos últimos a mí no me van (de momento, que nunca quiero decir de este agua no beberé), yo no he usado nunca con mi nano la palabra castigo, pero por ejemplo si por casualidad a entrado una pelota a casa del patio y se pone a jugar con ella y le digo "Ernesto aquí con la pelota no, si quieres salte al patio", y él sigue tan pancho con la pelota, como quien no oye, y se lo repito similar, "recuerdas que en casa la pelota puede romper cosas?? si quieres juega en el patio" y él nada, me acerco y se lo digo mirándolo jajaja por si acaso, pero nada... así que cojo la pelota y se la saco al patio, el tiene dos opciones (que en casa se han dado las dos) salirse y seguir a su aire o montar en enfado monumental, si se enfada, pues lo intento calmar y razonar, abrazar y contener, pero se queda sin pelota.
ResponderEliminarY así con otras tantas cosas, también si no me ha hecho caso en algunas cosas referentes a su hermano y me dice que nooo que no quiero o no me apetece o se enfada, a veces yo me enfado y si me pide algo al ratito le digo "en este momento no me apetece a mí, tú te acuerdas que antes tú no querías, pues ahora a mí no me apetece y estoy haciendo ...."
Ufff toma royo pero es que cada día que pasa nuestros nanos son más personitas e imponen su personalidad y sus ideas, que chocan con las nuestras y nosotros no siempre estamos igual de comunicativos, de empáticos o de tranquilos, así que a respirar mil y una vez.
Besazos y sorry por el tochancle jajaja.
Ese tipo de cosas antes me funcionaban más. Hoy le pedía por favor que recogiera y me decía "no quiero". Pero eso son minucias con el tema de las agresiones :(
EliminarOjalá trajeran instrucciones!
Un besote
yo creo que lo estas haciendo genial porque realmente mejor que tu nadie conoce a tu hija y siempre siguiendo tu manera de criar y enseñar en tu linea y no siendote a ti misma infiel estaras haciendo lo correcto!!Es una etapa que se le pasra ya verás y entonces te sentirás genial!!Un beso!
ResponderEliminarOjalá sea cierto y pase pronto. Estoy bastante frustrada por no saber enseñarle lo feo que es pegar :(
EliminarUn besote
Piensa que tú sí se lo enseñas. Tienes que dejarle tiempo para que ella lo aprenda, lo interiorice... Tú sólo puedes seguir diciéndola cómo te sientes cuando lo hace y por qué.
EliminarDicen que la empatía comienza a desarrollarse hacia los 3 años y es un proceso largo y lento que llega hasta al menos los 6. Esto se lo he oído a Rosa Jové. La profe de Leo también me ha dicho que los niños de primero de infantil (3 años) siguen estando en la etapa egocéntrica, y que su hijo que va a segundo de primaria es ahora cuando realmente se pone en el lugar de los demás, se pone triste si hacen daño a alguien a quien quiere, etc.
Paciencia y ánimo, esto lleva tiempo.
Aix, esta entrada la leí en el móvil y me quedé con ganas de comentar... Yo también leí a Jové y también me funcionaba mejor lo que propone cuando Peque era más chiquitajo. Se podría decir que estoy en la misma fase que tú. No me gustan los castigos por sistema, pero en ocasiones actúo como comentas, haciendo ver a mi hijo que su comportamiento hace que a mí se me quiten las ganas de compartir ciertas cosas con él. Se le llamará castigo o consecuencia natural, no lo sé, pero es lo que me sale. Es una fase complicada, y me frustra que Peque pegue cuando su padre y yo jamás lo hemos hecho ni de pequeños... Ánimos, dentro de unos años nos preocuparán otras cosas, y no sé si será precisamente mejor! Jajajajaja!
ResponderEliminarMuas!